Homenaje en el día de la Hispanidad

Homenaje en el día de la Hispanidad

Hoy 12 de Octubre día de la Hispanidad queremos poner en valor  el nombre de algunas mujeres que con su arrojo tuvieron gestos osados en  la conquista de América y resaltar la grandeza del Imperio español, la empresa más grande que la historia ha dado a conocer al mundo, por su valentía, humanidad, generosidad y sentido de la justicia.

Casi 400 años antes de que la revolución francesa viniera a vocear al mundo sus valores universales de libertad, igualdad y fraternidad, ya el Imperio español lo practicaba, por ley, con todos sus súbditos acá y allá de los mares, pues los indígenas eran considerados españoles con todos los honores, derechos y libertades. 

            Cuando el extremeño Hernán Cortés, uno de los más grandes militares y políticos de la historia, conquistó México, lo hizo al mando de 300 soldados y 200.000 indios que tomaron la capital del imperio azteca de Tenochtitlan. Al frente de las fuerzas indígenas iba una mujer, doña Marina, que había sido esclava sexual tanto de los aztecas como de los mayas. Marina, que se las tenía jurada, quiso ponerse al frente de los indios oprimidos por los aztecas, para ajustar sus propias cuentas con quienes cruelmente, la habían humillado y envilecido.

            Otra mujer, Isabel, que era la hija del emperador Moctezuma, se convirtió tras la conquista, en una de las mujeres más ricas e influyentes de México. Isabel tenía 30 años cuando se casó por quinta vez, con el conquistador cacereño Juan Cano de Saavedra con quien tuvo cinco hijos: tres varones y dos mujeres.

            Finalizado el salvaje imperio de los aztecas, México se llenó de hospitales, de colegios bilingües y de Universidades. España envió a América a sus mejores profesores, que impartieron sus conocimientos entre los indios y los mestizos. Tan respetuosos fueron los conquistadores españoles con todos ellos, que en 1571 se editó en México el primer libro de gramática de la lengua náhualt, es decir, 15 años antes de que en Inglaterra apareciera la primera gramática inglesa.

Por iniciativa del propio Hernán Cortés, los españoles se dieron a la tarea de crear hospitales para la atención médica universal. Su lema era atender, sin distinción a españoles, indígenas y castas. El siglo XVI y XVII, en  la nueva España proliferan hospitales de todo tipo. El primero que se creó fue  fundado en 1521 , siguiéndole otros muchos como el de leprosos, el de enfermedades venéreas, el de enfermos mentales, el de indigentes para asistir a pacientes negros, mulatos y mestizos o el primer hospital que se fundó para atender a mujeres en 1535.

Tan importante como la creación de hospitales fue la fundación de establecimientos educativos para la formación de niños indios tanto para varones como para mujeres. Hay evidencia histórica de que España tomó la decisión política para que la mejor educación en América fuese impartida a los indios y a los mestizos. Las dos primeras escuelas de México fueron creadas por los franciscanos y  era tal su excelencia que la escuela de los Naturales,  llegó a reunir más de 1.000 niños indios que aprendieron náhualt, castellano y latín. Pero el colegio más famoso y sobresaliente del mundo, sin duda llegó a ser el de Santa Cruz, en el barrio indio de México; fue la primera institución de educación superior preparatoria para la Universidad y no estaba dedicado a los españoles sino a los indígenas. Los jóvenes indígenas eran formados en latín; gramática; retórica; lógica; aritmética; geometría; astronomía; medicina; pintura; teología y religión. Se cultivó, además, el estudio de la medicina nahúalt y el de ciencias políticas para formar a los hijos de los caciques en el gobierno de los pueblos indios.   

La Real Universidad de México conocida también por la Universidad de San Pablo fue inaugurada en 1553 y tenía los mismos privilegios que la Universidad de Salamanca. En ella se estudiaban los grados de Bachiller, licenciado, maestro y doctor, y las clases se impartían en latin. La Universidad estaba abierta a todos los habitantes de México porque todos eran considerados españoles. Contaban con 5 facultades: Teología; Derecho Canónigo; Derecho Civil; Medicina y Artes. También existían las cátedras sueltas o libres, como las de astrología y matemáticas, retórica, gramática y lenguas indígenas: azteca y otomí. En la Real Universidad de México se estudiaban y rescataban las lenguas indígenas para que estas no quedaran en el olvido. España envió a América a sus mejores profesores como así lo demuestra el hecho de  que México recibiera, en todo el siglo XVI,  un impulso de excelencia de tal magnitud que es difícil que haya vuelto a suceder algo semejante en toda su historia.

Pero 300 años después de la llegada de Cortés a tierras mexicanas, un testigo de excepción, que dio cuenta del esplendor y extraordinario desarrollo que se había producido bajo la administración española, fue el alemán Alexander von Humboldt, uno de los más prestigiosos científicos de su época, que fue educado por su preceptor y por su madre en el menosprecio a España y al catolicismo. Humboldt después de pasar por Cuba, Venezuela, Barbados, Trinidad, Colombia y Ecuador, llegó al Virreinato de la Nueva España con el permiso de las autoridades mexicanas y con la condición de que no revelara los datos que obtuviera sobre orografía, recursos naturales, clima y dispositivos militares al gobierno de los Estados Unidos. Pero Humboldt incumplió su palabra, traicionó el acuerdo y entregó  al gobierno estadounidense los mapas valiosísimos que había elaborado para que lograran ventaja militar y estratégica y sirvieran para planear la guerra contra México a mediados del siglo XIX.

            Tras perder la guerra y gracias a la traición de Humboldt en 1848, México se vio obligado a firmar el Tratado de Paz de Guadalupe Hidalgo, por el que Estados Unidos se anexionaba los actuales territorios de Alta California, Nuevo México, Texas, Arizona, Nevada, Utah, Colorado, y parte del estado de Wyoming, que dio lugar a la pérdida de 2.700.000 km2, es decir, el 60% del territorio que México había heredado de España.

            Cuando los colonos anglosajones ocuparon todas esas tierras, la población mexicana se convirtió en una presencia molesta y el linchamiento pasó a ser el principal método usado para obligarla a marcharse y expulsarla al otro lado del río Bravo. Los hombres y mujeres  mexicanos inculpados por delitos como “mirar de forma inadecuada a una mujer blanca” o “hablar español demasiado fuerte” o en el caso de las mujeres  “resistirse demasiado a los avances de hombres blancos”, es decir, no dejarse  tratar como prostitutas, fueron ejecutados/as por ahorcamiento, y sus cuerpos mutilados, quemados y exhibidos en público para aterrorizar e “invitar” al resto de la población mexicana a abandonar sus hogares.

La diferencia de trato que durante siglos habían recibido de los españoles llegados durante la conquista, bajo el reinado de Isabel de Castilla, que liberaron a los nativos del canibalismo, de la crueldad de los sacrificios humanos, de la esclavitud y del sojuzgamiento de las élites aztecas y mayas, que se mezclaron entre ellos mediante matrimonios mixtos, que crearon leyes justas e iguales para todos, que impulsaron las ciencias, las artes y las humanidades fundando escuelas, hospitales y Universidades de excelencia, que respetaron las costumbres, la lengua y la cultura nativa, alcanzando los mexicanos el mayor desarrollo y progreso de su historia;  y el que les dieron los colonos anglosajones que invadieron su territorio en nombre de una guerra para sustraerles el 60% de una tierra heredada de los españoles, que frenaron radicalmente el progreso aboliendo leyes justas e igualitarias existentes por otras que los discriminaban y deshumanizaban, echándolos de sus casas, de las escuelas, de las universidades, volviendo a implantar el terror y la esclavitud entre la población a la que asesinaban sin remordimiento ni miramiento alguno es evidente,  y los documentos históricos, así lo atestiguan.

La historia no es como nos la han contado.

Por eso, es de justicia, en el día de la hispanidad, traer a la memoria el legado que España dejó en América, pero también, lo que América aportó a España.

Carmen Ruiz del Castillo
Presidenta Fundación Anna O.

(Algunos fragmentos han sido extraídos del libro “Nada por lo que pedir perdón” del profesor Marcelo Gullo Omodeo)

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