Acerca de la conferencia de
Patricio Olivera Palacios, sobre : Alcoholismo, del caos a la responsabilidad (o no ).
Aula del Corte Inglés, 22 de Septiembre de 2011, 19.30 horas
Organizada por ALAMA, Asociación Libres de Alcohol de Málaga.
Hecha las presentaciones por el Secretario de ALAMA, D. José Antonio Saud, se desarrolló el tema previsto. Este se centró en tres aspectos muy concretos:
El proceso de desarrollo que va del nacimiento del humanoide, hasta su edad adulta; quienes intervienen en esa dinámica, sus nombres y funciones, acción operativa de los mismos o su ausencia en el proceso; normal desarrollo o desarrollo quebrado; actuación natural de la madre frente a la actuación cultural del padre; quien es el excluido y quien debe ser el excluido, para que el niño mamón alcance su adecuada maduración. Dicho en otros términos, lo que va de esa angustia insoportable en el que nace, a una angustia vital que se traduce en un humano autónomo y responsable. En medio, las adicciones primordiales y cómo se va desprendiendo de ellas.
El concepto de enfermedad tal y como tienden a verlo en las organizaciones de lucha contra el alcoholismo, cómo lo define la OMS, cómo lo implementa la DGT (Dirección General de Tráfico), cómo lo entienden los jueces hoy día y cómo lo entiende el psicoanálisis. Hasta hace bien poco, el consumo de alcohol era un atenuante ante cualquier infracción de orden público; ya no, es todo lo contrario, o sea, a la penalización por la trasgresión de turno, se añade el plus por hacerlo con un índice determinado de alcohol en sangre. Para el Psicoanálisis, beber, como fumar o tomar cualquier sustancia (adictiva o no) que altere las sensaciones y la percepción es con intención de producir determinados efectos. En consecuencia, consciente o inconscientemente, es responsable de lo que hace en el momento del consumo. El que pierda esa consciencia anterior, por efecto de la química en el cuerpo es consecuencia de una decisión responsable. Así entendido este mecanismo de consumo, no cabe hablar de enfermedad, en todo caso, de no querer asumir la responsabilidad de sus actos, cualesquiera que fuere.
Otro aspecto del tema enfermedad, es el de acomodarse a esa situación de “comprensión social”, en donde el atendido y cuidado, en lugar de exigírsele se haga responsable de sus actos. Si le damos el “carnet de enfermo”, estamos dándole un pase libre para cualquier acto prohibido a un normal (no enfermo). De esta situación, los adictos sacan partido sin el mas mínimo pudor.
Tres. La familia: cuando el adicto a turno, de una u otra forma acude a un centro de rehabilitación, se le pide a la familia que “le-ayude”, esta mal, tiene una enfermedad. O sea, la familia, que hasta ese momento ha venido soportando todo tipo de abusos por parte del adicto, ahora y con la anuencia de de los “expertos”, tiene que seguir “comprendiendo y aguantando” a ese irresponsable que hace lo que le da la gana. Cabe ayudar al familiar necesitado, pero haciendo justamente lo que nunca hicieron: exigiendo, sin descanso, con coherencia y con clara determinación de que quien tiene que hacer el trabajo importante es el adicto.
A partir de aquí, una hora de preguntas y respuestas en un clíma de hablar con claridad y de saber qué hacer ante esta problemática.
21.30, fin de la función.